¿El peor licor del mundo? Sólo si no sabes beberlo.

No sabrás pronunciarlo…. ni resistirte a él

Hay un licor que huele a queso, gasolina… o a fruta tropical pasada. Se llama baijiu y no es una broma de mal gusto, aunque lo parezca. Es el espíritu nacional de China y la próxima gran revolución silenciosa en coctelería. En serio: silenciosa como un gong en una biblioteca.

El baijiu explicado para humanos

“Alcohol blanco”, eso significa. Pero el baijiu no se parece a nada. Se elabora con sorgo y se fermenta en fosas subterráneas con bacterias que tienen más años que tu árbol genealógico. El resultado: intensidad brutal; aroma potente; sabor… discutido. Es una especie de alquimia oriental que destroza tus referencias y redefine lo que creías saber de los destilados.

No hay un baijiu, hay muchos

Como los perfumes, el baijiu se organiza en “familias aromáticas”. Está el fuerte, fermentado hasta el infinito y no apto para tímidos; el ligero, más amable y menos traumático; el sauce-floral, reservado para valientes con paladar umami; y los mixtos, una especie de democracia líquida que mezcla lo mejor —y lo peor— de cada casa. Cada estilo encierra una tradición regional distinta, una forma propia de celebrar, brindar o cerrar negocios… que muchas veces acaban en karaoke. Pero eso ya es otra historia.

Por qué se habla tanto de él (ahora)

Antes, era exótico. Hoy, es exótico pero cool. En Nueva York, Londres o Barcelona, los bartenders lo usan como comodín para sorprender a quien cree haberlo probado todo. La moda por lo auténtico y el hartazgo del negroni han abierto paso al baijiu.

Y sí: no es para todos. Como el arte contemporáneo o el sushi con erizo.

Baijiu en cócteles: cómo no morir en el intento

No lo tomes solo, a menos que quieras impresionar a alguien… o perderle para siempre. Lo inteligente es mezclarlo. Prueba con un Tropical Xiang, que combina baijiu, piña, chile y lima para una explosión cítrica con carácter. O con un Negroni Pekín, versión oriental del clásico, con vermut y bitter. También puedes optar por un Chengdu Sour, donde el baijiu se suaviza con limón, azúcar y clara de huevo. ¿Suena extraño? Mucho. ¿Funciona? Mejor de lo que estarías dispuesto a admitir en público.

El “rollo” de lo inesperado

En Woodenson no creemos en lo evidente. El baijiu es incómodo, diferente, fascinante. No entra fácil, pero tampoco se olvida. Como esa primera cena en la que te enamoraste… del postre. El favorito de nuestra redacción es el Dragon Jade Baijiu: potente, limpio, sorprendentemente elegante. Puedes comprarlo aquí:
ambvinos.com/products/dragon-jade-baiju

¿Te atreves a probar algo que no fue hecho para ti, pero puede ser tuyo?

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