Manu Azcona, historia de un mirador con alma bohemia

En pleno corazón del Casco Histórico de Zaragoza, en un edificio con una de las fachadas más hermosas de la ciudad, vive Manu Azcona: director artístico, creador de espacios y figura imprescindible de la cultura local. Fundador del Café Botánico y del Marsella, Manu ha dejado su huella en algunos de los lugares más especiales de Zaragoza. Y su casa, como él mismo, es un manifiesto estético: eclecticismo meditado, sensibilidad urbana y pasión por lo bello.

El protagonista absoluto es su mirador modernista, desde el que se contemplan la plaza de Sas, la calle Alfonso, la torre de San Felipe, el museo Pablo Gargallo e incluso las torres del Pilar. “Desde aquí tengo una perspectiva que me hace sentir que vivo en una ciudad elegante y cosmopolita, a pesar de todo.”

El salón es un escenario cambiante de inspiración boho-chic con piezas únicas, obras de arte contemporáneo, libros, lámparas teatrales y mobiliario recuperado que cuenta historias. Hay humor, hay intención, hay memoria. Todo en la casa de Manu está elegido con intención, con amor, con humor. Manu nos recibe con las puertas abiertas.

Reportaje original de Nacho Viñau Ena. Fotografía: Nacho Viñau Ena.

La vista desde el mirador: la Plaza de Sas, con la torre de San Felipe al fondo y tejados afrancesados.
La vista desde el mirador: la Plaza de Sas, con la torre de San Felipe al fondo y tejados afrancesados.
Comedor artístico: obras de Fernando Martín Godoy, carteles de cine, y una mesa industrial como eje creativo.
Comedor artístico: obras de Fernando Martín Godoy, carteles de cine, y una mesa industrial como eje creativo.
Salón vintage: sofá Le Corbusier, mesa de teselas japonesa, y luz filtrada por cortinas azules.
Salón vintage: sofá Le Corbusier, mesa de teselas japonesa, y luz filtrada por cortinas azules.
El rincón Boccaccio: mesa de discoteca setentera con aires nipones, lista para ser restaurada.
El rincón Boccaccio: mesa de discoteca setentera con aires nipones, lista para ser restaurada.
Galería íntima: Manu posa bajo una colección de obras que van de Depero a Moonrise Kingdom.
Galería íntima: Manu posa bajo una colección de obras que van de Depero a Moonrise Kingdom.
Detalle de la mesita japonesa: una escena pintada sobre baldosas, con geishas y el monte Fuji al fondo.
Detalle de la mesita japonesa: una escena pintada sobre baldosas, con geishas y el monte Fuji al fondo.


Por qué y cómo

¿Por qué nos gusta esta casa…? Porque es un ejemplo perfecto de cómo un espacio puede reflejar la personalidad de su dueño sin caer en clichés. La casa de Manu Azcona es artística, urbana, ecléctica y profundamente bohemia. Todo tiene intención: desde el mirador modernista hasta las obras contemporáneas, pasando por piezas rescatadas con historia. Hay alma, humor, memoria y una estética libre.

¿Cómo recrear este estilo…? Parte de una base neutra y añade piezas singulares con presencia visual: muebles con carácter, arte contemporáneo, guiños teatrales. Apuesta por textiles con caída, luz natural filtrada, y mezcla libre entre estilos (vintage, japonés, disco…). Puedes encontrar inspiración en anticuarios urbanos, mercados de segunda mano y en tiendas como El Transformista o La Recova.

En sus propias palabras…

  • Escenario vital: “Mi casa es un escenario. Un refugio donde cada objeto tiene un papel, una historia, un recuerdo.”
  • Optimismo: “Durante la pandemia, mientras fuera todo se cerraba, yo abrí mi casa para crear momentos felices.”
  • Estética libre: “Adoro la estética japonesa, los muebles con historia, las lámparas teatrales… Me gusta mezclar.”
  • Teselas con historia: “Esa mesa con teselas de los 70 es como yo: inesperada, un poco disco, y todavía con mucha vida por delante.”

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