Olvida a la muchachada de TikTok. No necesitas parecer su primo moderno, ni llevar zapatillas con nombre de robot japonés. A los 50, no estás en decadencia: estás en tu mejor momento. Solo necesitas dejar de vestirte como si aún fueras al after.
Según Esquire —y también según cualquier espejo con algo de dignidad—, vestir bien a los 50 es más fácil de lo que crees. Solo hay que hacer tres cosas: jubilar tus vaqueros rotos, elegir colores que no parezcan señales de tráfico, y dejar de pensar que “oversize” significa “he perdido el control”.

1. Sí al estilo. No al disfraz de juventud.
No estás compitiendo con tu hijo, ni con el becario del coworking. Camisetas lisas, pantalones que no hagan ruido al caminar y un suéter que no grite “comprado en rebajas”. Estás en una etapa donde menos es mucho más (y más cómodo, también).
2. El ajuste no es opcional.
¿Sabes ese pantalón que te aprieta en la barriga y te sobra en los tobillos? Quémalo. A esta edad, o se ajusta o se va. Tu ropa debe seguir tus formas como si tuviera respeto por tus décadas vividas. Nada que flote. Nada que oprima.
3. Si tu look parece un Power Ranger, algo va mal.
Los colores intensos están bien… si eres un rotulador. A los 50, los tonos neutros (gris, azul marino, beige, blanco) son tus aliados. Se combinan bien, no cansan y hacen que la gente confíe en ti para pedir consejo financiero.
4. Tus zapatillas no deberían tener luces.
Ni plataforma. Ni nombres como “Air Hyper Megatron V4”. Unas zapatillas blancas, limpias, con dignidad. O unos zapatos clásicos que no parezcan sacados del baúl de tu abuelo. Lo justo entre “sofisticado” y “yo esto ya lo he vivido”.
5. Tu armario necesita un filtro anti-crisis existencial.
No compres por impulso. No compres por miedo. Compra por estilo. Y si dudas, haz esta pregunta mágica: “¿Esto me lo pondría George Clooney o un reggaetonero en su primer videoclip?”. Si es lo segundo, devuélvelo.
Moral final: Tener 50 no significa desaparecer. Significa aparecer mejor vestido. No eres viejo. Solo estás afinando el guión. Y créenos, el público está escuchando.